Horas y horas de preparación para que ningún detalle faltase en esa cita tan emotiva donde como siempre sacábamos el traje del armario, lo sacudíamos un poco y nos lo enfundábamos para que la noche fuese de lo más elegante posible. Lo cierto que si por algo nos poníamos el traje era para salir de fiesta posteriormente en donde el alcohol tomaría las riendas de la noche y los papanoeles también.
Ya es habitual en mí, que si algo quiero algo me cuesta (frase que no tiene sentido pero que la pongo porque me gusta como queda) y como todas las fiestas y no fiestas me toca trabajar al día siguiente, como hoy. Y una cosa que me encanta es ver como siempre pasan de largo las navidades en mi casa, que si no fuera por ese arbolito de navidad que mi señora madre sigue manteniendo, cada vez con menos bolas pero que ahí está, nadie diría que estábamos en unas fechas señaladas. —¿Qué te ha dejado Santa? –Sí. Esa era la típica pregunta trending topic hoy pero que con mi hábil conocimiento del juego de palabras contestaba un simple sí (les dejo que lean más detenidamente la pregunta). Mira que me pasé tiempo siguiéndolo por el google y su maldito recorrido por países que ni sabía que existiese vida en ellos, pero quien soy yo para poner a prueba los conocimientos de los programadores de google. En fin, que bonito es despertarse un día de navidad y ver que nada nuevo ha pasado y tener que encima abrir el negocio aunque sea navidad y ver que lo único que se ven por la calles son cajas de televisores 3D y papel de regalo y toca estar muerto del asco viendo cenas deprimentes en el instagram hasta que se haga la hora de cerrar alternando eso y cuando de vez en cuando aparece alguien paseando por enfrente del negocio que te das cuenta por la ráfaga de olor a Beefeater que desprende sus glándulas sudoríparas y de su cuerdas vocales al desearte feliz navidad.
